Fondos indexados: la verdad que nadie te contó

El tiempo pasa muy rápido y parece ayer cuando compraba mis primeras participaciones en un fondos indexado.

Pero no fue ayer sino hace la friolera de ocho años cuando el S&P500 rondaba los 2700 puntos… Entonces sentía que mi dinero estaba tan perdido que ni siquiera podía verlo crecer.

Sí, con ese mismo cansancio que se siente cuando miras tu presupuesto y ves que la mayor parte se esfuma en cafés y suscripciones.

Después de estos años invirtiendo en fondos indexados, cada día que pasa, me pregunto: “¿Qué he aprendido?, ¿qué ha cambiado?”

En este artículo quiero revelarte lo que realmente ha cambiado mi perspectiva: la paciencia, los costes ocultos y cómo un enfoque simple puede convertir lo que al principio parece un juego de azar en una estrategia de vida.

Vamos allá.



La paciencia es tu mejor aliado

Cuando empecé, me sentía abrumado por los movimientos del mercado.

No dejaba de mirar la cotización del S&P500 en el móvil.

Cada caída me hacía temblar y pensaba en vender. Pero la lectura del libro ‘Como invertir en fondos de inversión con sentido común’ de Bogle me ayudó a reconocer que la historia de los fondos indexados no se mide en semanas, sino en años.

Algo que ilustra muy bien esto es el año siguiente de mis inicios, en 2018, cuando el S&P 500 bajó aproximadamente un 0,43% y en 2019, cuando el índice subió casi un 33%.

Si hubiera vendido en 2017 o 2018, habría perdido ese año de crecimiento (y los que vinieron después).

La lección que pude extraer fue la de seguir el rumbo, no saltarse la tormenta y recordar que el tiempo es siempre nuestro mejor aliado.

Los costes son silenciosos, pero mortales

Algo que me costó entender fue cómo las pequeñas cantidades pueden influir tanto a futuro.

Un fondo con un 1 % anual de comisiones puede quitarte hasta el 7 % de rendimiento total en 8 años mientras que uno con un TER de 0,1% te resta un 1% en ese tiempo.

La diferencia entre uno y otro, 6%, es el rendimiento adicional que gané cuando cambié de fondo indexado.

Si no hubiera actuado, esa ganancia sería del banco, no mía.

Por eso compara la comisión de tu fondo con la de otros similares.

Si encuentras una opción más barata, cambia tu aporte al nuevo fondo.

El efecto de los costes es compuesto, igual que los rendimientos, por eso reducirlos es una gran decisión ya que así los ahorros se acumulan más rápido.

Consistencia > Estrategia de moda

La gente suele obsesionarse con la última tendencia: “Los fondos de crecimiento son la única forma de multiplicar tu dinero”.

Pero la realidad es que muchos fondos de gestión activa que triunfaban en 2020 llevan varios años con resultados mediocres.

También durante este tiempo he aprendido que la consistencia es mucho más poderosa que intentar acertar el mejor momento de entrar o salir.

Cuando el mercado cayó como lo hizo en 2020, en 2022 o recientemente en abril de este mismo año la mayoría se paralizó y muchos incluso entraron en pánico.

Yo simplemente continué aportando con mi inversión automática, aplicando la estrategia del DCA.

El resultado fue que durante esos días de volatilidad pude comprar más participaciones y el mercado (y mi inversión) se ha recuperado.

Rebalancear sin miedo

Muchas personas temen cambiar la asignación de su cartera.

¿Y si no rebalanceas?

Tu proporción de activos puede desviarse mucho de tu objetivo, exponiéndote a riesgos innecesarios.

A veces, por ejemplo una vez al año, conviene revisar el balance de tu cartera.

Si tu fondo de acciones ha subido mucho más que tus bonos está bien vender un poco de este y comprar el fondo de bonos.

Una regla práctica es que si la variación supera el 5 %, rebalancea, no esperes a que el mercado te “sugiera” que es el momento.

Mentalidad a largo plazo, no a corto

Lo que quizá más me costó fue aceptar que el crecimiento financiero es una maratón en lugar de un sprint.

En mis paseos diarios me gusta escuchar podcasts en inglés y continuamente escucho testimonios de inversores de más de 60 años que han superado el millón de euros con fondos indexados.

Su secreto es simple, no buscan ganar rápido, sino que van aportando sistemáticamente para tener seguridad financiera.

Por eso es mejor cambiar la mentalidad y definir metas de 5, 10 o 15 años, trabajando para alcanzarlas, no para encontrar la próxima “gran oportunidad”.

La simplicidad gana siempre

Cuando empecé a invertir, caí en la trampa de buscar fórmulas mágicas.

Me pasaba horas leyendo estrategias avanzadas, intentando descubrir el “secreto” que guardaban los mejores inversores. La realidad es que esa complejidad solo me generaba estrés y dudas.

Durante estos años he descubierto que lo simple no solo funciona, sino que suele ser más poderoso.

Aportar cada mes, elegir fondos con bajas comisiones y mantener una visión a largo plazo ha tenido más impacto en mi cartera que cualquier estrategia sofisticada.

La complejidad vende cursos, pero la simplicidad construye patrimonio. En inversión, igual que en la vida, menos es más.

Conclusión

Después de todas estas reflexiones me gustaría que te lleves una sola idea: el éxito con fondos indexados no es magia instantánea; es un viaje de disciplina, paciencia y conocimiento de los costes.

Cada día que aportas estás construyendo un futuro donde tu dinero trabaja por ti, no al revés. Y eso no es poco.

Un abrazo,

Inversor Novel



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