Libertad financiera en tiempos de IA

Durante este verano tuve la ocasión de leer la Ola que viene‘ (The Coming Wave: AI, Power, and Our Future), un ensayo de Mustafa Suleyman, cofundador de DeepMind y hoy CEO de Microsoft AI sobre las nuevas tecnologías (IA, biología sintética y computación cuántica) que están llegando.

Según él, el futuro que nos espera si no ponemos remedio, será bastante distópico.

Los empleos y los gobiernos se verán afectados y acusarán movimientos tectónicos que nos afectarán de una manera u otra a todos.

Y es que la inteligencia artificial no es una moda pasajera, es una fuerza transformadora que ya está reescribiendo sectores completos, desde la medicina al derecho, la ingeniería o las finanzas.

Por eso en este punto es inevitable hacernos una pregunta incómoda: ¿qué va a pasar con nosotros cuando las máquinas hagan tu trabajo más rápido y más barato?

Este artículo va sobre cómo la IA reconfigura el empleo y qué puedes hacer para que tu dinero trabaje para ti, sin importar lo que pase con tu jefe o tu sector.

Vamos allá.


La disrupción que ya está aquí

Hace 70 años, conseguir un empleo estable era mucho más sencillo.

Con un título universitario bajo el brazo—o incluso solo un diploma de secundaria en algunos casos— podías aspirar a un salario suficiente para mantener a una familia, comprar una casa y ahorrar para el futuro.

Pero la dinámica cambió.

La entrada masiva de mujeres en el mercado laboral amplió la competencia, después la globalización en los años 80 y 90 permitió que empresas trasladaran empleos a países más baratos, y en los últimos años la tecnología ha acelerado aún más el proceso.

Hoy competimos no solo con nuestros vecinos o compatriotas, sino con profesionales de todo el mundo gracias al trabajo remoto… y con la inteligencia artificial, que puede realizar tareas repetitivas mucho más barato.

El resultado es una carrera donde la meta aparece cada vez más lejos.

Donde antes bastaba con un título, ahora se exige formación continua, experiencia internacional o habilidades tecnológicas avanzadas.

Para un joven de 25 años, esto significa que alcanzar hitos clásicos —empleo estable, compra de vivienda o ahorro para la jubilación— es más difícil que para sus padres o abuelos.

Es decir, la barrera de entrada al mercado laboral no deja de subir.

Y eso nos obliga a replantear cómo construimos seguridad financiera.

Productividad, riesgo y oportunidades

Mustafa Suleyman advierte que la inteligencia artificial a corto plazo puede aumentar nuestra productividad, pero a largo plazo transformará funciones completas y obligará a millones de personas a reinventarse.

Su principal preocupación no es que desaparezcan todos los empleos mañana, sino que muchos trabajadores no logren adaptarse con la suficiente rapidez.

En este escenario el Reskilling —volver a aprender y actualizar habilidades— ya no será opcional, sino una condición básica para seguir siendo relevante.

Lo que se espera del trabajador del futuro no es solo hacer tareas, sino supervisar y gestionar agentes de IA: dar instrucciones, evaluar resultados y corregir errores.

Y ¿qué significa esto para la libertad financiera?

Que depender exclusivamente del salario será cada vez más arriesgado.

Si un algoritmo puede hacer parte de tu trabajo más barato, tu estabilidad laboral está en juego.

La salida a esta disyuntiva pasa por dos caminos:

A- Invertir en habilidades humanas que sean difíciles de automatizar (creatividad, estrategia, liderazgo).

B- Invertir en activos financieros que trabajen por ti.

Veamos un ejemplo numérico de esto último: imagina que alguien logra destinar 500 € al mes a un fondo indexado con un rendimiento medio del 7% anual. En 30 años tendría cerca de 600.000 €.

Ese capital no depende de si tu sector resiste la ola de la IA, porque los beneficios de la tecnología —que aumentan la productividad de las empresas— ya estarían incorporados en el valor de las acciones.

En otras palabras, la IA puede sustituir tu trabajo, pero también puede alimentar tus inversiones.

La clave está en posicionarte para beneficiarte de la ola, en lugar de quedar atrapado bajo ella.

Renta básica universal: un posible colchón

Ante la disrupción laboral que trae la inteligencia artificial, muchos economistas y pensadores —incluido Suleyman— señalan la renta básica universal (RBU) como una posible respuesta.

La idea es simple: garantizar a cada ciudadano un ingreso mínimo, independientemente de si trabaja o no.

¿Por qué esto importa en el marco de la libertad financiera?

Porque una RBU funcionaría como un suelo financiero.

No sustituye tu estrategia personal de inversión, pero sí reduce la incertidumbre de caer en cero ingresos si tu empleo desaparece.

En otras palabras, te da margen para arriesgar más, formarte en nuevas áreas o emprender proyectos que de otro modo serían demasiado arriesgados.


Pongamos números a esta idea. Si una RBU futura garantizara 1.000 € al mes (12.000 € al año), una persona que además acumule un patrimonio invertido de 300.000 € en un fondo indexado podría retirar de ahí, aplicando la regla del 4%, unos 12.000 € adicionales al año.

Eso significaría vivir con unos 24.000 € anuales sin depender de un salario.

La combinación de “colchón social” y patrimonio propio cambia el juego. Pasas de la incertidumbre total a la estabilidad financiera compartida, donde tu futuro no depende solo del mercado laboral, sino también de las instituciones y de tus decisiones de inversión.

Conclusión: no puedes detener la ola, pero sí surfearla

La inteligencia artificial no es una moda pasajera. Día a día está reconfigurando la manera en que trabajamos, aprendemos e invertimos.

La disrupción laboral que llegará con esta ola es real y la “barrera de entrada” al mercado sigue subiendo. Suleyman sostiene que muchos empleos cambiarán de forma radical, y quien no se adapte quedará atrás.

Pero la buena noticia es que aunque no puedes controlar hacia dónde sopla el viento tecnológico, sí puedes decidir cómo ajustas tus velas. Eso significa dos cosas muy concretas:

Invertir en ti mismo: en habilidades que la IA no pueda reemplazar fácilmente.

Invertir en activos: dejar que tu dinero trabaje en segundo plano, beneficiándose de la productividad que la IA genera en la economía global.

La libertad financiera en la era de la IA no será un lujo, sino una necesidad.

No para dejar de trabajar mañana, sino para tener margen de maniobra en un mundo donde el trabajo ya no será el mismo.

Así que la pregunta no es si la IA va a cambiar tu vida, sino ¿cómo te estás preparando para que esos cambios jueguen a tu favor y no en tu contra?

Un abrazo,

Inversor Novel



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