En este artículo encontrarás un resumen de “El pequeño libro que genera riqueza de Pat Dorsey» (Editorial Deusto).
Se trata de un libro clásico sobre la inversión en empresas con una determinada ventaja competitiva y que son capaces de crear fosos económicos.
Estos fosos van a permitir que la rentabilidad sea más elevada y duradera que otras empresas de su mismo sector.
El autor, Pat Dorsey, es un conocido analista de la prestigiosa empresa Morningstar que analiza tanto fondos de inversión como acciones de empresas.
Como inversor en fondos de renta variable me parece muy interesante conocer la dinámica que subyace a la hora de invertir en acciones individuales.
A continuación vamos a ver las ideas clave del libro.
Índice de contenidos
Introducción
El “plan de juego” que propone el libro consiste en lo siguiente:
1- Lo primero es identificar compañías que generan más beneficios que la media a largo plazo.
2- Esperar a que la cotización de las acciones de esas empresas estén por debajo de su valor intrínseco para comprarlas.
3- Mantener las acciones hasta que: 1) se deteriore el negocio o 2) las acciones se encuentren sobrevaloradas o 3) encontremos una inversión mejor.
Se trata de invertir a largo plazo por lo tanto los períodos en los que se mantienen las acciones deberían ser años y no meses.
4- Repetir el proceso cuando es necesario.
Fosos económicos
Cuando compramos una acción nos convertimos en propietarios de una fracción muy pequeña de una empresa o negocio.
Y el valor de ese negocio equivale a toda la caja que generará en el futuro.
De esta manera un negocio que sea capaz de generar flujos de caja constantes a largo plazo valdrá más que aquel negocio que solamente obtenga rentabilidad a corto plazo.
«Para saber si un negocio es rentable lo mejor es que nos fijemos en su retorno de capital»
Es importante medir la calidad de una empresa según la capacidad que tenga de generar más capital a partir del dinero de los inversores.
Los fosos económicos van a proteger a las empresas de sus competidores permitiendo obtener mayores retornos durante más tiempo.
Fosos defensivos que no lo son
Aunque a veces nos cueste reconocerlo, lo cierto es que hay negocios que son mejores que otros.
Y los fosos defensivos representan cualidades intrínsecas de algunas empresas.
Existen factores como el tamaño, productos, ejecución e incluso el equipo gestor que por muy buenos que sean no van a crear ventajas competitivas duraderas.
Todo eso está bien pero no es suficiente.
A nivel estructural hay cuatro fuentes de ventajas competitivas que dan lugar a fosos económicos:
1- Los activos intangibles (por ejemplo patentes)
2-Los costes de sustitución para el cliente
3-El efecto red
4-Las ventajas de costes
Normalmente los buenos retornos sobre el capital invertido durante períodos prolongados de tiempo se deben a alguna de estas cuatro ventajas.
Activos intangibles
Que una marca sea conocida no implica necesariamente que tenga que ser siempre rentable.
Para crear una verdadera ventaja competitiva una marca debe intentar que al final los clientes paguen más.
Las patentes van a proteger las innovaciones pero siempre hay un riesgo en los desafíos legales a la hora de crear un foso defensivo alrededor de este tipo de documentos.
Por último la competencia de una empresa puede verse limitada por las regulaciones.
Así según el libro, la mejor categoría de foso regulatorio será la que se crea por un número reducido de reglas a pequeña escala.
Costes de sustitución
Cuando una empresa consigue dificultar el uso por parte de los consumidores de otro producto o servicio de la competencia, entonces se crean costes de sustitución.
Esto sucede cuando los consumidores no cambian de compañía porque les cuesta mucho tiempo o esfuerzo adaptarse a un nuevo producto o servicio.
Entonces la empresa en cuestión podrá cobrar más lo que se traduce en mayores retornos sobre el capital.
Entre los costes de sustitución podemos encontrar los costes monetarios o el reentrenamiento de usuarios al cambiar de software, herramientas, aplicaciones, etc.
Un ejemplo claro es el de los bancos que consiguen retener clientes gracias a la dificultad para cambiar de cuentas, domiciliar de nuevo, etc.
El efecto red
El efecto red es una ventaja muy importante para una empresa y se produce cuando el valor de su producto o servicio aumenta con el número de usuarios de dicho producto o servicio.
Un ejemplo de esto son las tarjetas de crédito.
Normalmente no se da en negocios relacionados con bienes físicos sino en aquellos que ponen en contacto a otras personas o comparten información como el caso de las redes sociales.
Ya sabes, la información es poder…
Ventajas de costes
Lo que hemos visto anteriormente (activos intangibles, costes de sustitución y efecto red) se basa en el precio de un producto o servicio.
Sin embargo, unos costes competitivos pueden implicar la creación de un foso cuando es un factor de compra significativo a tener en cuenta por parte del consumidor.
Este tipo de foso se creará cuando la competencia cuente con productos o servicios fáciles de sustituir y los menores costes sean sostenibles en el tiempo.
Las ventajas de costes pueden incluir recursos únicos, mejores localizaciones o procesos más baratos.
Eso sí, tenemos que tener mucho cuidado con las ventajas de costes asociadas a procesos ya que es algo que siempre se puede llegar a copiar.
La ventaja del tamaño
Muchas veces pensamos en el tamaño de una empresa como una señal de ventaja inequívoca sobre otras empresas.
Pero al final el tamaño absoluto de una empresa va a importar menos que el tamaño con respecto a sus rivales.
Por otro lado, las economías de escala pueden conseguir ventajas competitivas que sean sostenibles a largo plazo.
Fosos que se erosionan
Muchas ventajas competitivas se deben a nuevas tecnologías pero cuando sobrevienen cambios tecnológicos repentinos algunas empresas pueden sufrir más sus consecuencias.
Obviamente esto va a ocurrir mucho más en empresas tecnológicas que en empresas dedicadas a la venta de tecnología.
Por otro lado, a veces puede ser mejor para una empresa utilizar sus beneficios para recompensar al accionista a través de dividendos que invertirlos en líneas de negocio de dudoso beneficio como le sucedió a Microsoft hace años.
Encontrar fosos
Es más fácil encontrar un foso económico en unos sectores que en otros.
Por esa razón está muy bien la libertad que supone ser un inversor particular a la hora de elegir las empresas que más nos gusten.
El gran jefe
Según Pat Dorsey el equipo gestor, el director, el CEO o quien sea que esté al frente de una determinada empresa importan mucho menos de lo que parece.
Es mucho más importante las características estructurales de una empresa que le permiten obtener beneficios.
Por ello para invertir con éxito es mucho mejor una empresa gestionada por un consejero delegado medio y con un buen foso que una gestionada por una superestrella pero sin foso alguno.
Donde la rueda pisa el asfalto
En general para determinar si una empresa tiene un foso económico lo primero que debemos hacer es fijarnos en la trayectoria histórica de los retornos sobre el capital.
Normalmente una empresa con un foso tendrá mayores retornos que aquellas donde no existe ventaja competitiva.
Después hay que conocer cómo la empresa puede conseguir que los retornos elevados sean sostenibles en el tiempo.
Si tenemos dificultad en identificar las razones que lleven a esa empresa a mantener esos retornos elevados, entonces es probable que no posea un foso.
En este punto no debemos olvidar que hay fosos que duran muchos años (décadas) mientras que otros duran mucho menos.
¿Cuánto vale un foso?
Por muy buena que sea una empresa si pagamos demasiado por sus acciones no vamos a obtener los mejores resultados.
Lo más importante para obtener buenos retornos es el precio que vamos a pagar por una acción.
Así los cuatro factores que son más importantes a tener en cuenta para valorar una compañía son:
1. el crecimiento: determinado por la cantidad de caja que generará en el futuro.
2. el riesgo
3. el retorno sobre el capital
4. el foso económico
Si compramos las acciones a valoraciones que son lo suficientemente bajas podemos olvidarnos de los vaivenes del mercado ya que la rentabilidad futura estará ligada a los rendimientos de la empresa.
Herramientas para la valoración de fosos
En este capítulo se hace un repaso a los diferentes múltiplos que se utilizan para valorar una empresa:
1. Ratio precio/ventas. Si es baja puede que sea una acción barata.
2. Ratio precio/valor: más útil en el caso de empresas de servicios financieros.
3. Ratio P/E: en este caso es mejor estimar uno mismo el valor de E (ingresos).
4. Ratios de precio sobre flujo de caja.
Cuándo vender
Según Pat Dorsey, la mejores opciones para vender suelen ser :
1. Cuando se ha realizado un análisis incorrecto y la razón original por la que se compró ya no es válida.
2. Cuando los fundamentales de una emporesa cambian a peor de manera permanente.
3. Cuando una acción está sobrevalorada.
4. Cuando interesa vender una acción que esté infravalorada por otra que esté realmente barata.
5. Cuando una acción representa una porción muy significativa de la cartera.
Conclusión
En general me ha parecido muy interesante y aleccionador este libro ya que nos proporciona las razones para tener acciones de unas empresas y no de otras.
A quien invierte en algún fondo de gestión activa creo que le interesará saber si las empresas que componen su fondo pueden o no tener foso económico.
Y también si el gestor correspondiente está acertando con sus elecciones de inversión.
Esto quizás sea algo más irrelevante en el caso de la inversión indexada o gestión pasiva.
De todas maneras me parece interesante conocer qué empresas incluidas en un determinado índice pueden evolucionar mejor a largo plazo.
Por todo ello merece la pena leer “El pequeño libro que genera riqueza» de Pat Dorsey.
Un abrazo,
Inversor Novel
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