Qué es la frugalidad y cómo ser más frugal

Seguro que en algún momento de tu vida te has preguntado qué significa frugalidad.

A nuestro alrededor escuchamos con frecuencia esta palabra en diferentes contextos.

Y en el mundo de las finanzas personales también escuchamos la palabra frugalidad sin saber muy bien qué significa en realidad.

A mí es una palabra que me gusta mucho y además creo que es la clave para conseguir (más) independencia financiera.

En este artículo vamos a ver el significado de frugalidad o frugalismo así como las diferentes formas de llegar a serlo.

Qué es la frugalidad

La palabra frugalidad proviene del latín frugalĭtas.

Y un sinónimo de frugalidad es frugalismo.

Según la Real Academia de la Lengua frugalidad significa templanza o parquedad en la comida y en la bebida, es decir, moderación, sobriedad y continencia.

Estas son las palabras que mejor definen al frugalismo y en las que nos deberíamos fijar para distinguirlo de otros conceptos que a veces se confunden.

El concepto de frugalidad está muy ligado al concepto japonés de ‘mottainaique tiene su origen en el budismo y significa usar los recursos con respeto1.

En Japón se usa este término cuando expresan su respeto por los recursos y se sienten culpables cuando los desperdician.

Qué no es frugalidad

No deberíamos confundir el significado de frugalidad con tacañería.

Cuando alguien es tacaño entonces gasta menos de lo que realmente es necesario.

Por el contrario la frugalidad consiste en gastar lo suficiente, lo necesario e incluso un poco más.

Ser frugal sinifica optimizar todo lo que hacemos con nuestro dinero, evitando gastos superfluos que en realidad solamente nos satisfacen a corto plazo.

Por qué es importante la frugalidad

Desde luego no faltan razones para ahorrar e intentar ser más frugales en nuestra vida.

Por ejemplo, podríamos destacar las siguientes ventajas de ser frugal:

– Aumenta nuestra libertad de elección

– Ayuda a enfocarse en lo importante

– Aprovechar mejor el tiempo

– Prepararse para el futuro

– Conservar los recursos naturales

– Mejorar nuestra salud

– Eliminar deudas

– Invertir más y mejor

– Hacer frente a gastos extraordinarios

– Protección frente a imprevistos

Cómo ser más frugal

Para ser más frugal no es necesario hacer cosas extraordinarias.

Solamente es necesario consumir de una manera más racional y responsable en aquello que nos aporta valor y que de verdad necesitamos.

Podemos aplicar varias estrategias para ser más frugal.

✔️ Huir del consumismo

En lugar de malgastar nuestro tiempo yendo de compras, puede ser una buena idea buscar alternativas en nuestro tiempo libre como hacer deporte, leer, pasear, charlar con amigos, jugar, etc.

De esta manera vamos a evitar la tentación de comprar cosas que no necesitamos y “salir con las manos vacías”.

Cuando cambiamos nuestro estilo de vida consumista por la frugalidad estamos apostando por los pequeños placeres de la vida.

A la larga nos va a aportar mayor satisfacción y menos preocupaciones.

✔️ Valorar nuestro tiempo

Antes de gastar nuestro dinero podemos hacer un sencillo cálculo: calcular el número de horas de trabajo que en realidad nos costaría.

Para ello primero debemos conocer cuánto dinero ganamos por hora.

En este cálculo habría que restar todos los gastos que están asociados a nuestro trabajo: comer en un restaurante, gasolina, aparcamiento, guardería.

En fin, todos aquellos gastos que no haríamos si no tuviéramos que trabajar.

Esto nos va a revelar la cantidad de tiempo de nuestra vida que vamos a intercambiar por un determinado producto o servicio.

De esta manera vamos a valorar mejor la necesidad de un determinado gasto y si nuestra compra merece o no la pena.

✔️ Prever los gastos

Otra forma muy eficaz para ser más frugal es intentar prever los gastos que vamos a tener en el futuro.

Por ejemplo podemos prever una revisión del coche, la matrícula de la universidad o de una persiana que ya no funciona bien.

De esta manera el gasto no será una sorpresa y tenemos tiempo de planear dónde será más barato y con mejor calidad o servicio.

✔️ Registrar lo que gastamos

Una buena idea que nos puede motivar bastante a la hora de ponernos manos a la obra en este asunto es registrar la cantidad de dinero que gastamos e ingresamos y también en qué gastamos utilizando una tabla mensual.

Esta tabla reflejará nuestros hábitos, nuestra costumbres y nuestra manera de consumir.

La cantidad de información que contenga y su precisión dependerá de nosotros pero cuanto mayor detalle aportemos mucho mejor.

Así conseguiremos tener una idea más clara de hacia donde va nuestro dinero.

Podemos gastar dinero y tiempo en multitud de cosas y cada uno tienen sus propias debilidades.

Puede ser en ropa, en artículos electrónicos o bien puede ser en libros o suscripciones.

Sea lo que sea será ahí donde podemos aplicar nuestra imaginación para reducir gastos a través de hábitos de ahorro.

Por ejemplo, en el caso de que nuestra debilidad sea la ropa podemos acudir a tiendas de segunda mano o aplicaciones como Wallapop. En el caso de que sean los libros podemos acudir a nuestra biblioteca municipal; si es la música podemos intentar utilizar aplicaciones u opciones que sean gratuitas, etc.



Conclusión

Vivimos en una sociedad que se caracteriza por el consumo, los resultados y en general cuanto más mejor.

El problema es que el ritmo de vida al que estamos sometidos no nos deja vía libre para reflexionar sobre nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestras relaciones personales.

Tiempo y dinero. Ambas están unidas de una manera a veces un tanto secreta difícil de adivinar. Sin embargo trabajamos por dinero dejando nuestro tiempo y energía a cambio.

Luego con el dinero que ganamos compramos cosas que a veces no son necesarias.

Hablamos de frugalidad como una forma de vivir de acuerdo con lo que necesitamos, disfrutando de lo que tenemos sin desear más de lo que necesitamos.

Un abrazo,

Inversor Novel

Referencias

1 Satoshi Fujii, «Environmental concern, attitude toward frugality, and ease of behavior as determinants of pro-environmental behavior intentions», Journal of Environmental Psychology 26, n.o 4 (1 de diciembre de 2006): 262-68, https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2006.09.003.

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