En este artículo vamos a ver qué es el interés compuesto y cómo influye en nuestra inversión cuando invertimos a largo plazo.
¡Vamos allá!
Índice de contenidos
Origen y significado del interés compuesto
Entre las cosas que se pueden aprender estudiando educación financiera hay un fenómeno muy interesante que se produce cuando tenemos paciencia e invertimos a largo plazo.
Este fenómeno se llama interés compuesto y consiste en que los intereses obtenidos a partir de un capital inicial en un tiempo determinado se acumulan al capital invertido, y así sucesivamente, es decir, se reinvierten.
En muchos procesos naturales se sigue el fenómeno del interés compuesto como en procesos químicos o el crecimiento de las plantas.
A esta ley que siguen estos procesos, el físico y matemático británico Lord Kelvin la denominó ley del interés compuesto.
De hecho, se ha referido a este fenómeno como la fuerza más poderosa del universo, afirmación que se atribuye al físico Albert Einstein.
El interés compuesto en la inversión
El interés compuesto se produce casi sin darnos cuenta según pasan los años generando cada vez más intereses, no solamente del principal sino de los intereses obtenidos antes, como si fuera una bola de nieve rodando y haciéndose cada vez más grande, aumentando de manera exponencial.
Así, si invertimos a largo plazo en forma de plan de pensiones, fondos de inversión, o fondos cotizados (ETF, del término inglés exchange traded funds) que replican índices bursátiles, esto nos va a proporcionar una ventaja muy importante.
Sin embargo, este fenómeno no existe en otras inversiones como por ejemplo en las rentas de alquileres, donde solamente obtenemos un interés simple que no se reinvierte.
En cualquier caso, el poder del interés compuesto solamente lo podemos apreciar en su máxima expresión después de varios lustros y aquí es donde radica la importancia de comenzar a invertir lo antes posible.
Un ejemplo del efecto del interés compuesto
Para ilustrar el fenómeno del interés compuesto vamos a ver los casos de Pepe, María y Juan que empiezan a ahorrar e invertir a la edad de 30 años.
El caso de Pepe es el de alguien que decide reservar 200 euros mensuales para la jubilación en una libreta de ahorro con un 0% de rentabilidad. Pepe confía en tener una buena pensión cuando se jubile y no quiere complicarse la vida con ninguna inversión.
Por otro lado, María es el de una persona con más educación financiera. Por un lado conoce el efecto negativo que tiene la inflación sobre sus ahorros (ver La inflación: camino de perdición).
También es consciente de que en el momento de jubilarse, al terminar su vida productiva, es probable que la pensión que le quede no sea suficiente para cubrir su estilo de vida.
Por estas razones María decide invertir todos los meses 200 euros en un fondo de inversión indexado con una rentabilidad anual del 7% (que es el rendimiento medio del índice S&P 500 de la bolsa americana).
Finalmente tenemos a Juan que es más conservador que María y pero quiere que al menos su inversión iguale a la inflación.
Por esta razón invierte en un fondo mixto que tiene un 50% de renta variable y otro 50% de renta fija. El rendimiento de esta inversión es de un 3%.
Como podéis ver cuando los tres lleguen a la edad de 65 años, la diferencia entre el ahorro de Pepe y la inversión de María es abismal. En el caso de Pepe sus ahorros no alcanzarán los 90.000 euros mientras que María sí podrá disponer de más de 300.000 euros gracias a ir invirtiendo de nuevo los intereses año tras año.
Juan sacará algo de rentabilidad a sus ahorros pero a largo plazo también se nota la diferencia con la inversión de María. Eso sí, con una inflación del 2-3% al menos no habrá perdido poder adquisitivo.
Como se observa en la gráfica de arriba las diferencias entre las tres estrategias se empiezan a apreciar a partir de los 10-15 años por lo que conviene recalcar otra vez más la importancia de comenzar a invertir cuanto antes.
Conclusión
Como hemos visto, el interés compuesto es clave para invertir a largo plazo.
Gran parte de la rentabilidad que obtendremos después de varios años se deberá a este fenómeno.
Pero para conseguirlo necesitamos dos cosas.
La primera es empezar a invertir pronto. A la edad de veinte años es lo ideal aunque sea con cantidades modestas. Así daremos más tiempo para que el interés compuesto despliegue todo su efecto.
La segunda es tener paciencia y mantener el rumbo con aportaciones periódicas. En este sentido lo mejor es automatizar la inversión lo máximo posible.
Bueno, espero que tengas en cuenta todo esto a la hora de invertir y que te haya gustado. Si es así no olvides suscribirte y compartirlo en tus redes sociales.
Un abrazo,
IN
Parte de este artículo aparece en el libro “EL PEQUEÑO LIBRO DEL INVERSOR NOVEL: Empezando a invertir con sentido común”. Si deseas tener este libro en formato Kindle para leerlo más cómodamente, puedes comprarlo en este enlace.
3 comentarios en «Qué es el interés compuesto»