El poder de la curiosidad

Descubrir el mundo y entender genuinamente por qué suceden las cosas es uno de los rasgos que nos definen como humanos; una característica que no nos podrá robar la inteligencia artificial.

Para mí la curiosidad es el motor que nos lleva a ser actores de nuestra propia vida.

Seguramente sin un mínimo de curiosidad jamás hubiera empezado a invertir.

Es mucho más sencillo dejarse llevar por lo que hace la mayoría dejando los días y los años pasar, sin cuestionarnos nada.

Y es que la curiosidad es una propiedad clave para conseguir nuestros objetivos en diferentes ámbitos como vamos a ver en un momento.

Aunque ya he hablado antes de la importancia de la curiosidad a la hora de formarnos como inversores creo que ha llegado el momento de dedicar un artículo a este rasgo tan importante.

Vamos allá.

Conocimiento específico

Como afirma Naval Ravikant, para conseguir riqueza de verdad debemos adquirir conocimientos específicos que se logran siguiendo nuestros talentos innatos, la curiosidad genuina y la pasión.

Estos conocimientos específicos son los que llevamos a cabo sin esfuerzo desde niños y diferentes a los generales que se logran con una educación formal.

Nuestra eficacia a la hora de adquirir nuevo conocimiento va a depender en gran medida de la calidad de las preguntas que nos hagamos.

Esto se refleja muy bien ante la encrucijada informativa donde ya no contamos solamente con Google sino con ChatGPT y otras IAs que nos ayudan a obtener cada vez mejores respuestas.

Esto redunda en mejores resultados para todos, no solamente para los individuos sino para las empresas que al aplicar estas metodologías serán más rentables.

Ante este escenario, los inversores nos encontramos en una posición ventajosa ya que nos beneficiamos de forma indirecta de la productividad que conlleva el uso de estas nuevas herramientas.

En las finanzas personales

En el caso de la inversión, la curiosidad nos hace formular preguntas que van más allá del dinero.

Al principio pensamos solamente en porcentajes, cantidades o rentabilidades, pero según vamos avanzando en el viaje de la libertad financiera nos damos cuenta de que eso ya no es lo más importante.

Vemos el tiempo como el recurso más valioso de todos y nos preguntamos cómo aprovecharlo de la forma más provechosa.

No se trata de ahorrar por ahorrar, sino de equilibrar los recursos disponibles entre mi yo futuro y mi yo presente, sabiendo que algunas cosas que podemos hacer hoy con más energía y salud seguramente ya no las podremos disfrutar en un futuro más o menos lejano.

De la misma manera durante este viaje nos preguntamos cuánto dinero es suficiente; cuánto dinero es necesario realmente para poder vivir y hacer todas las cosas que queremos.

Todo eso son cuestiones que sin curiosidad ni nos planteamos.

La curiosidad también nos lleva a preguntarnos cómo afrontar una crisis tan dura como la del 2020.

Si entonces era mejor seguir o dejar de invertir en medio del crac durante aquel mes de marzo inolvidable.

¿Sería el fin de mundo?

Como sostiene el inversor Howard Marks casi nunca sucede el fin del mundo.

Y es que a veces nuestras preguntas se cruzan con nuestro carácter más optimista o pesimista.

La curiosidad de los inversores

Warren Buffett es muy conocido por su afán lector, no solamente sobre informes de empresas sino también sobre los temas que le interesan a la hora de invertir.

Cierra la puerta de su despacho y se sumerge en un estudio profundo, aprendiendo las cosas que necesita saber para invertir mejor.

Existen otros inversores menos conocidos que también son “máquinas de aprender” como la inversora Laura Geritz al frente de la firma de inversión Rondure Global Advisors que no solamente es una gran lectora sino que no para de atravesar fronteras por todo el mundo.

Antes de empezar a ser inversora profesional aprendió japonés y lee libros no solamente relacionados con empresas donde desea invertir sino sobre los países que ha visitado como Tailandia, Tanzania, Kenya, Francia Holanda, Dubai, Japón, Inglaterra o Singapur.

De cada uno de ellos lee al menos tres libros; uno relacionado con economía o política y los otros dos sobre literatura o sobre la cultura popular de ese país. De esta manera se lleva una mejor impresión de los mercados donde quiere comenzar a invertir.

A esos destinos va siempre acompañada de su inseparable Kindle y es que es fácil que en una semana lea de dos a tres libros.

Sin duda, viajar es otra forma de satisfacer nuestra curiosidad; quizá la más genuina de hacerlo.

Pero no es la única que lee con fruición.

Lo mismo ocurre con Bill Gates, Elon Musk, Mohnish Pabrai o Charlie Munguer, grandes lectores que son conscientes de la importancia de aprender cosas nuevas y no quedarse estancados.

Un conserje millonario

No tenemos que ir a casos como el de Laura Geritz y otros inversores de renombre para comprobar la importancia de la curiosidad en las finanzas personales e inversiones.

Un caso más mundano es el de Ronald Read, un conserje y mecánico de gasolineras de Vermont, EE. UU.

Read, durante su vida tuvo un salario bastante modesto, pero tras su muerte en 2014, se descubrió con sorpresa que había acumulado una fortuna de más de 8 millones de dólares.

¿Cómo lo consiguió?

La clave fue su curiosidad y su capacidad autodidacta.

Read tenía una auténtica pasión por aprender sobre inversiones, aunque nunca tuvo una educación formal en finanzas.

A través de la lectura constante de periódicos y libros de una biblioteca pública cercana, adquirió el conocimiento necesario para invertir en acciones sólidas a largo plazo.

Además, fue capaz de aplicar principios básicos como la frugalidad, el ahorro disciplinado y beneficiarse del interés compuesto.

Este caso muestra cómo la curiosidad por aprender puede capacitar a cualquier persona, independientemente de su nivel de ingresos o educación formal.

Conclusión

La curiosidad es como comer a la hora de vivir e invertir.

Sin la curiosidad nos vamos apagando y es más fácil que terminemos donde termina la mayoría, siguiendo la inercia del rebaño que no sabe adonde ir o depende de alguien que le diga lo que debe hacer.

Para el objetivo de la libertad financiera es básico conseguir un mínimo de independencia racional.

Esta independencia de pensamiento no viene por casualidad sino que llega a través de preguntas que son cada vez de mejor calidad.

Y la mejor forma de saciar esa curiosidad como nos muestran algunos inversores es través de los libros y viajando.

Como revela el caso de Read, incluso pequeñas acciones, como leer libros sobre finanzas o investigar las mejores formas de ahorrar e invertir, pueden transformar el futuro financiero de una persona.

Un abrazo,

Inverso Novel



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